SOBRE LA POESÍA DE ANDRÉE CHEDID Y LA OBRA DE MAAM
Búsqueda de lo Divino en el poema “Rythmes” de Andrée Chedid
PONENCIA del V CONGRESO INTERNACIONAL
“AUTORES EN BUSCA DE AUTOR” - AÑO 2021
por
VINCENT
JEAN MARIE BIARNÈS
Estas características hacen su obra merecedora de la palabra “transcultural”, amén de las circunstancias vitales de la autora: su situación familiar, su educación católica, sus estudios en una universidad norteamericana y su nacionalidad francesa.
Y aunque persiste en ciertos círculos, ligados a diversas corrientes religiosas, la idea de que una cultura basada en la racionalidad y la ciencia, carece de calidad espiritual profunda, esta idea no se ha ajustado nunca a la realidad. La obra poética de Andrée Chedid viene nuevamente a demostrarlo y a recordarlo.
En ella llama la atención el estilo sumamente conciso, alternando afirmaciones con interrogaciones, todas ellas reveladoras de un profundo sentido metafísico. Es una poesía que permanece muy alejada de la poesía inspirada por el arrebato lírico de la poeta andaluza MAAM que hemos tratado aquí, en anteriores congresos.
Sin embargo encontramos una asombrosa concordancia entre las obras de ambas autoras, hasta el punto de vislumbrar facetas poéticas de una misma realidad: la de la emergencia de una nueva forma de espiritualidad, desarrollada a lo largo del siglo XX, desgajada de tradiciones religiosas y tributaria de la ciencia.
La obra de Andrée Chedid huye de la mística pero proclama un deseo de elevación, de transcendencia de los límites, "sin jamás abandonar la tierra”, guiado por la carne del cuerpo y por el soplo que lo anima, marcado por la cadencia y el ritmo del movimiento de la Vida en cualquieras de sus manifestaciones.
2/ EL POEMARIO «RYTHMES»
Toda vida
Inició
El misterio
Todo misterio
Se veló
De tinieblas
Toda tiniebla
Se cargó
De esperanza
Toda esperanza
Fue sometida
A la vida
Publicado en 2003, cuando Andrée contaba ya con 82 años, es un claro exponente de lo afirmado anteriormente. El primer poema, que lleva el mismo título, contiene, de alguna manera, la exposición de un Génesis que coincide con el concepto de lo divino expresado por la poeta andaluza, sin llegar a plantear en ningún momento la idea de un carácter divino de la realidad del universo ni la de una revelación cualquiera. Solo se afirma la existencia de un misterio indescifrable cuyas manifestaciones se pueden describir.
Es una suerte de exposición efectiva del hecho existencial del hombre, del mundo y del cosmos, corroborada y sustentada por el conocimiento científico actual, con sus numerosas limitaciones.Y sin embargo podemos encontrar en él la traza de este "más allá de lo terrenal", que MAAM desarrolla ampliamente en su largo poema épico "El llanto de la Amarga o las aventuras de Agreste a través de los mundos".
Podemos por tanto afirmar que Andrée, expone poéticamente hechos irrefutables y que MAAM, por su parte, revela en su obra personajes capaces de caracterizar estos mismos hechos, recurriendo para ello a la Poesía épica con finalidad mitológica.
Todo el poemario puede considerarse una descripción concisa de los “ritmos” que caracterizan la Vida, ordenados en siete temáticas. Al poema inicial, “Ritmos” sucede: “La Fuente de las Palabras”, “Este cuerpo”, “La fuga de las estaciones”, “Vida, intervalo codiciado”, “La búsqueda” y “Maravillas”. Trata de lo que se puede encontrar entre lo ínfimo y lo infinito, siguiendo una disciplina y una ética vigorosa, consecuente con la afirmación expresada a los 23 años en su primer libro, publicado en el Líbano y escrito en inglés: “En el espacio infinito, me mantendré de pie” y con el verso del poeta René Char que adoptara como divisa, al establecerse en Francia en 1946: “Con ir me basta”.
Las ajustadas condiciones de este congreso solo nos permiten centrar hoy nuestra “búsqueda de lo divino” en el primer poema, que proporciona el título del poemario: “Ritmos”. Es en él donde buscaremos la existencia de algún elemento que nos remita a una cierta manifestación de lo divino, entendido este concepto en su sentido más amplio, tal como podemos encontrarlo, entre otros y por ejemplo, en la metafísica de Aristóteles con la que la postura ontológica de Andrée Chedid no deja de guardar cierta semejanza.
3/ GÉNESIS: EL BIG-BANG
En la arritmia
El caos
Vientos erráticos
Se adueñaron del universo
La intemperie reinó
La indescifrable detonación
Fue nuestro prólogo
Fue un sacerdote católico belga, Georges Lemaître, el primer científico en formular en 1927 la “hipótesis del átomo primigenio” que daría lugar a la universalmente conocida teoría del "big-bang". Desde entonces la ciencia ha comprobado, la efectividad de semejante teoría, sin llegar a despejar el misterio que sigue caracterizando un fenómeno que Andrée califica por su parte de indescifrable.
MAAM alude igualmente a este "prólogo", asimilándolo al “despertar” del Amor Divino. Así describe el magno acontecimiento, el propio Amor Divino:
Porque yo
luz perfecta
pura energía liberada del caos
existía desde siempre
aunque mi forma ambigua
no permitiera la creación
Dormité
y de mi sueño brotó
lo único que poseía
la Soledad inmensa que coronaba
mis sienes
Su aparición despertó
una descomunal fuerza atractiva
que concretó la luz existente en
el caos
desparramada en pequeña gotas de
divino llanto
ascendiendo hasta aquí
la más pura energía en el Gran
Mago convertida.
Sus complementarias formas los
unieron
e hicieron concretar mi figura.
El misterio sigue envolviendo este prólogo que la ciencia certifica y que ninguna tradición espiritual pretende descartar, a pesar de no haber constatado el hecho hasta la fecha. Cada cual puede interpretar a su manera este acontecimiento, pero para rendir cuenta del mismo, no tendrá más remedio que emplear palabras. Y todos sabemos que son los poetas los maestros de las palabras, los que saben usar sus corazones para sembrar entre sus semejantes la convicción de la verdad que los hechos encierran.
Del caos reinando entre la tiniebla surgió un estallido de luz que alberga la vida y que no para de propagarse: he aquí un acontecimiento mayor, hasta hace muy poco desconocido, que no puede dejar a ningún poeta indiferente. Andrée, esposa de Louis Selim, prestigioso científico, evoca el decisivo momento con tan solo tres frases y 22 palabras, certificando el hecho y calificándolo de indescifrable.
MAAM por su parte, ubica en este acontecimiento la generación del principio creador del universo, un principio dual personificado por el Gran Mago Sideral y la Soledad Primera, fomentado por el Amor Divino:
El que no tenía nombre
cobró nombre y forma
y fui el Amor que desde entonces
soy
ente de la más pura energía
que conlleva la unión amorosa y
sublime
de los seres complementarios.
En cualquier caso, como apunta Andrée este hecho determinante, “la indescifrable detonación”, no fue más que un “prólogo”. Prólogo de un proceso expansivo, de unas transformaciones incesantes, que nuestra autora describe en términos propios de las experiencias musicales.
4/ EXPANSIÓN DEL UNIVERSO
Siguieron vastos
acordes
Indefectibles
ligazones
Unas notas se
acoplaron
Al tejido de la nada
Unas correas
invisibles
Ligaban astros y
planetas
Del fondo de las
aguas
Surgían
Los remolinos de la
vida
En la pavana
De los universos
Reivindicándose como
el núcleo
La Vida
Se ritmó
Se matizó
De leitmotiv
En alarde
De repunte
En canto llano
La Vida se volvió
cantinela
Fuga Impromptu
Estribillo
Se hizo disonancia
Melodía ruptura
Se hizo latido
Cadencia Medida
Y se miró
En el destino
Para Andrée Chedid, el universo se expande como lo hacen los sonidos de una composición musical, “la pavana de los universos”, compuesta de acordes, notas, ritmo, matiz, leitmotiv, alarde, repunte, canto, cantinela, fuga, impromptu, estribillo, disonancia, melodía, ruptura, latido, cadencia, medida... y cuyo núcleo, no es otro que la vida. Es por tanto la propia Vida, dotada de estos atributos, “Reivindicándose como el núcleo”, que se expande incesantemente con el universo y surge en nuestro planeta “del fondo de las aguas”, como parece confirmar la comunidad científica.
MAAM por su parte adopta una óptica diferente pero compatible. Partiendo de la dualidad primigenia, el Amor divino afirma:
"Esta capacidad
de desdoblamiento de la luz
permitió al Gran Mago
la creación del orbe
con sus órbitas
perfectas y sus lumínicos hijos"
En un primer momento esta creación, fruto de la expansión de la luz, se concreta en unos “astros y planetas” ligados por “correas invisibles”, según Andrée o, según MAAM, en “orbe con sus orbitas perfectas” y unos “lumínicos hijos” que forman la pareja de la Armonía y el Gran Señor del Sueño junto a la que constituyen, la Vida Alada y el Ángel de las Transformaciones. Así se nos presenta la Armonía:
La princesa perfecta
La luz inconfundible
La Armonía paseaba
por sus orbitas
recreando momentos de
colorines,
turquesa, esmeralda,
granate,
escarlata,
quisquillas y violeta.
Su tez de nácar
irisada,
sus ojos de celestes
violetas
y sus labios de rubí,
tan encendidos.
Su vestido de encaje
diamantífero
desprendía un fulgor
que iluminaba a su paso
las esferas aún no
nacidas en el dominio de los soles."
Y seguidamente, de esta manera aparece el Gran Señor del Sueño:
en sus ojos los
mundos
se sucedían
ingrávidos
en su boca los sueños
de los seres soñantes
del universo entero
derramaban historias
entre melodías que
ensanchaban
el fuego de las
acuáticas estrellas."
La Armonía recrea “momentos de colorines” y los seres soñantes derraman “historias entre melodías en la boca del Gran Señor del Sueño. Juntos producen lo que Andrée Chedid califica como “la pavana de los universos”, y que MAAM declara frutos de los sueños de los seres soñantes, desplegados entre luces y colores.
Esta conexión entre los “lumínicos hijos” de la pareja creadora y los “seres soñantes” que los alimentan con sus sueños, se hace patente en las zonas planetarias, donde, según Andrée, la vida “se mira en el destino”.
"Sus guerreras
zonas planetarias
donde los seres
finitos de materia concreta
transformaban en
energía sublime
sus figuras a medio
hacer
arrebatando así
terreno al caos
abasteciendo de
diversidad los perfectos cielos"
Estas "zonas guerreras planetarias" son la morada de “seres finitos de materia concreta” que transforman “en energía sublime sus figuras a medio hacer” para asegurar la diversidad de los perfectos cielos. Allí, que es también aquí en nuestro planeta, Andrée identifica claramente dos formas de vida: la primera simbolizada por este pájaro “impío y sacrílego” que bien puede servirnos como metáfora de la segunda pareja de “hijos lumínicos”, compuesta por la Vida Alada y el Ángel de las Transformaciones incesantes.
5/ LA VIDA ALADA
Impío y sacrílego
El pájaro se liberaba
De los lazos de la tierra
Libre de vasallajes
Se elevó
Por encima de las criaturas
Sujetas a los suelos
Y a sus tiranías
Uniéndose
A los juegos fundadores
De las nubes y del viento
El pájaro se
alió con el espacio
Se
acopló a la amplitud
Se
encajó en la distancia
Se
vinculó a la inmensidad
Se anudó al infinito
Esa Vida Alada que el pájaro representa en nuestro planeta, elevándose “por encima de las criaturas sujetas a los suelos y a sus tiranías”, se une “a los juegos fundadores de las nubes y del viento” que produce el Ángel de las Transformaciones incesantes. Ambos, Vida y Ángel, generan el movimiento constante del géiser de luz que forma la “energía sublime” en su proceso de purificación, tanto en nuestro planeta como en el resto de las zonas planetarias.
Es de esta manera que, como el pájaro de Andrée Chedid, la pareja lumínica identificada por MAAM “se alió con el espacio, se acopló a la amplitud, se encajó en la distancia, se vinculó a la inmensidad, se anudó al infinito”.
6/ EL HOMBRE
Mientras que ligado al tiempo
Y a las cosas
Engendradas sobre un suelo
De raíces múltiples
El hombre nació tributario
De un pasado indeleble
El lugar tomó posesión
De su carne
De su soplo
Los estigmas de la historia
Tatuaron su memoria
Y su piel
Llegado de no se sabe dónde
Atravesando los milenios
El hombre se encontró cautivo
De los vestigios de un mundo
De mascaras extrañas
Y amenazantes
Frente a la realidad del pájaro liberado “de los lazos de la tierra”, Andrée Chedid coloca a continuación la realidad de otra forma de vida, simbolizada por el hombre “ligado al tiempo y a las cosas engendradas sobre un suelo” y “tributario de un pasado indeleble”. Esta forma de vida terrestre, que MAAM califica en un primer momento como propia de “seres finitos de materia concreta” y de “figuras a medio hacer”, es la que centra el protagonismo de la obra de ambas autoras.
Efectivamente, nadie sabe de dónde llegó el ser humano.Todo son conjeturas y Andrée no aventura ninguna al respecto.Solo sabemos ahora con certeza que forma parte de un universo de dimensiones infinitas, sometido a un perpetuo movimiento de expansión, que se originó a partir de una detonación indescifrable, según Andrée, instante que, según MAAM, corresponde a la revelación del Amor Divino en cuanto “ente de la más pura energía que conlleva la unión amorosa y sublime de los seres complementarios”.
No falta, en lo que afirma Andrée, estos atributos esenciales, mencionados como de pasada y que, sin embargo, son fundamentos del pensamiento universal respecto a la aparente dualidad del ser humano:carne y soplo, cuerpo y alma, materia y energía. MAAM por su parte convierte estos dos conceptos en personajes: Agreste y Crisálida. Así habla de ellos el Gran Mago sideral a su hija lumínica, la Armonía:
Es Agreste
un
ser que componía
cada
día su cuerpo
con
las partículas vivas de un planeta azul
aquel
que ahora derrama su tesoro de fuego
por
la parte más nórdica.
Caminaba
al lado de Crisálida
Tu
amada hija Crisálida
destinada
junto a él
a
crear la estirpe de los seres soñantes.
Crisálida, hija de la Armonía y del Sueño, corresponde al soplo o espíritu de Andrée Chedid que, junto con Agreste, hijo de la Tierra, carne o cuerpo, conforman el ser humano.Encontramos aquí expuesta la eterna faceta dual del misterio de la vida humana: interior y exterior, soplo y carne, espíritu y cuerpo, Crisálida inmortal y Agreste perecedero, energía que no se crea ni se destruye y materia que protagoniza toda clase de transformación, hasta desintegrarse, al ser también energía acumulada. Dos naturalezas diferentes y sin embargo inseparables que no pueden existir la una sin la otra ya que constituyen una única realidad, dual, complementaria y contradictoria. Así es la realidad del ser humano que Andrée afirma "... cautivo / De los vestigios de un mundo / De mascaras extrañas / Y amenazantes".
Se libraba de él a
veces
Gracias a los sonidos
y a las palabras
A los gestos y a la
imagen
A sus pistas
elocuentes
A su sentido continuo
¿Cómo no reconocer en estas últimas palabras los atributos del Arte, sus pistas elocuentes y su sentido continuo generador de esperanzas? MAAM ya lo anunció, en boca del Amor Divino, hablando de las creaciones del Gran Mago sideral:
Creó
los Colosos de cristal y del color
que
en conexión con el Arte de las zonas planetarias
servían
de freno a las no-órbitas.
Yo
en todo bullía
en
todos hacía templo
llenando de amor sus diversos contornos.
En el Coloso de cristal de la Pureza se generan las palabras y la etéreas melodías. Del Coloso del color brotan imágenes y formas. Es el Arte, por estos medios, puestos al servicio del Sueño, guiado por la Armonía, lo que permite al ser soñante de las Zonas Planetarias alcanzar el estado de Vida Alada que propicia las incesantes transformaciones, liberándolo de “los vestigios de un mundo / de máscaras extrañas y amenazantes”, propio de las no-orbitas donde reina la tiniebla. Es aquí donde reside la transcendencia y la elevación del ser humano: en la realización armónica del sueño que lo habita.
Para tenerse mejor en pie
El hombre inventó la
fabula
Se vistió de leyendas
Pobló el cielo de
ídolos
Multiplicó sus
panteones
Cumuló sus utopías
Aquí están: “fábulas, leyendas, ídolos, panteones y utopías”, magnas creaciones del Arte, que incluyen lo que sustenta, en palabras, imágenes y actos, todas las tradiciones espirituales, cada una enarbolando sus propias leyendas, ídolos, panteones y utopías.
Pero hay más en este simple “tenerse mejor en pié” porque, elevándose, abrazando la Vida Alada de mano del Ángel de las Transformaciones, el hombre aspira a la eternidad que presiente e implica la existencia de su propio soplo, de su espíritu inmortal, de su Crisálida:
Queriendo ser eterno
Fijó su oído
Sobre la caracola del
mundo
A la escucha
De una voz
subterránea
Que lo escolta lo guía
Y lo engrandece
Y es entonces cuando, de repente, aparece esta voz misteriosa, subterránea, que escolta, guía y engrandece, a la que Andrée Chedid, decididamente “transcultural”, renuncia claramente a poner nombre, dejando a cada uno de sus lectores la libertad de hacerlo por su cuenta y consciencia. Es una voz que, como tal, a veces emplea palabras, generadas, según MAAM, en el Coloso de cristal de la Pureza por Primpana, la Princesa de las Palabras Nacientes. Son palabras que los poetas recogen y trasmiten a sus semejantes, como lo hace de manera ejemplar Andrée Chedid que más adelante, después de poema “Ritmos”, nos hablará de “La fuente de las palabras”. Y podemos adelantar que para Andrée, esa voz no es otra, sencillamente, que la voz de la propia vida:
“La Poesía permanecerá eternamente presente,
a la escucha de la inconmensurable
vida”
Así
De noches en noches
Y de albas en albas
A veces el día se ilumina
A veces el día enmohece
Hacedor de imágenes
El soplo vela
Por la gravedad
El cuerpo cede
Toda vida
Inició
El misterio
Todo misterio
Se veló
De tinieblas
Toda tiniebla
Se cargó
De esperanza
Toda esperanza
Fue sometida
A la vida
El espíritu caminaba
Sin agotarse
El cuerpo se encarnaba
Para madurar
El espíritu se liberaba
Sin perecer
El cuerpo se descarnaba
Para morir
Noche y día, soplo y carne, espíritu y cuerpo, tiniebla y esperanza todas son facetas duales del misterio que encierra la existencia del ser humano. Encontramos en la tiniebla del mundo, eterno opuesto complementario de la luz, este pasado indeleble del ser humano del que, a veces, el hombre consigue librarse, cargándola de esperanza, según Andrée.
Para MAAM, la vida en las zonas planetarias, la existencia humana, es una lucha constante contra la Tiniebla y sus secuaces, por cargarla de esperanzas con los sueños que definen nuestra estirpe, la de los seres soñantes. En este duro combate recibimos ayuda del Arte y de un sinfín de presencias, entes y personajes lumínicos que MAAM nos va presentando a lo largo de su obra.
A veces la existencia reavivaba
El punzón del deseo
O bien lo zambullía
Al hueco de las aguas estancadas
A veces agrupaba
El impulso
Otras veces pisoteaba
El ímpetu
A menudo la existencia patrullaba
Sobre los caminos del vacío
O bien se redimía
Con el abrasamiento del corazón
9/ EL TRIGO POR VENIR
Frente al rudo
Pero saludable
Enfrentamiento
Con la muerte unánime
El hombre consagró
Su estancia efímera
Para sembrar en ella
El trigo por venir
En su lucha, el ser humano queda destinado a transformar en energía sublime su materia concreta de figura a medio hacer, en beneficio de la expansión de la luz entre el caos, territorio por excelencia donde reina la Tiniebla con sus tres sumos sacerdotes: el Silencio Amarillo, la Muerte y el Olvido. Por eso Andrée puede concluir su poema hablando del “... rudo / pero saludable / enfrentamiento / con la muerte unánime...”.
En este también misterioso “trigo por venir”, está la imagen misma de la transcendencia de la vida humana, la resolución de la misteriosa dualidad de la existencia. Es la metamorfosis que experimenta el ser humano, como semilla sembrada en el cosmos, dispuesto para germinar, florecer y fructificar, a la manera del grano que engendra la espiga… la espiga que producirá el trigo por venir.
Todos y cada uno de nosotros, consciente o inconscientemente, sembramos día a día, con actos, palabras y gestos de nuestra sola existencia, parte de lo que está por venir, en el mundo y en el cosmos. Porque todos y cada uno de nosotros, somos parte, ínfima y efímera, de la vida que se expande irremediablemente a costa del caos y de la tiniebla a las que nos enfrentamos día tras día durante nuestra estancia en este mundo.
Esa es la última verdad que Andrée Chedid destaca, después de fijarse en los ritmos que revela la vida, y vuelve a coincidir exactamente con la que expresa MAAM a lo largo de su obra. Es en la consciencia profunda de esta verdad, y de lo que de ella puede deducirse para la conducta individual y colectiva de cada ser humano, donde reside el fundamento de esta nueva forma de espiritualidad a la que aludimos al empezar este trabajo.
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