SOBRE LA POESÍA DE ANDRÉE CHEDID Y LA OBRA DE MAAM


Búsqueda de lo Divino en el poema “Rythmes” de Andrée Chedid

PONENCIA del V CONGRESO INTERNACIONAL

“AUTORES EN BUSCA DE AUTOR” - AÑO 2021

por

VINCENT JEAN MARIE BIARNÈS


1/ LA OBRA DE ANDRÉE CHEDID
 
La obra de esta poeta francesa, nacida en El Cairo en 1920, de madre siria y padre libanés, ha sido definida con dos palabras: «humanismo transcultural». A pesar del amplio sentido de la palabra «humanismo», ciertamente se puede aplicar a la obra poética de Andrée por estar ésta exclusivamente centrada en el ser humano en todas sus dimensiones y alcances, haciendo uso de la racionalidad, de las aportaciones de la ciencia, y entroncándose en las tradiciones filosóficas y literarias mediterráneas anteriores al surgimiento de la cristiandad.

Estas características hacen su obra merecedora de la palabra “transcultural”, amén de las circunstancias vitales de la autora: su situación familiar, su educación católica, sus estudios en una universidad norteamericana y su nacionalidad francesa.

Y aunque persiste en ciertos círculos, ligados a diversas corrientes religiosas, la idea de que una cultura basada en la racionalidad y la ciencia, carece de calidad espiritual profunda, esta idea no se ha ajustado nunca a la realidad. La obra poética de Andrée Chedid viene nuevamente a demostrarlo y a recordarlo.

En ella llama la atención el estilo sumamente conciso, alternando afirmaciones con interrogaciones, todas ellas reveladoras de un profundo sentido metafísico. Es una poesía que permanece muy alejada de la poesía inspirada por el arrebato lírico de la poeta andaluza MAAM que hemos tratado aquí, en anteriores congresos.

Sin embargo encontramos una asombrosa concordancia entre las obras de ambas autoras, hasta el punto de vislumbrar facetas poéticas de una misma realidad: la de la emergencia de una nueva forma de espiritualidad, desarrollada a lo largo del siglo XX, desgajada de tradiciones religiosas y tributaria de la ciencia.

La obra de Andrée Chedid huye de la mística pero proclama un deseo de elevación, de transcendencia de los límites, "sin jamás abandonar la tierra”, guiado por la carne del cuerpo y por el soplo que lo anima, marcado por la cadencia y el ritmo del movimiento de la Vida en cualquieras de sus manifestaciones.



Para MAAM, este deseo de elevación es propio de los seres soñantes. Se personifica en el Sueño, compañero de la Armonía y la Vida, Vida Alada, manifiesta su movimiento constante, cadencia y ritmo, por la acción de su pareja, el Ángel de las Transformaciones. 

Es en este deseo permanente de transcendencia, en este afán innato del Sueño que habita el ser humano, donde podemos rastrear en la obra de Andrée Chedid la presencia de elementos literarios que nos remiten a la esfera de lo divino, sin necesidad de asumir filiación alguna con una tradición religiosa al uso. Basta para ello advertir la consciencia de la realidad del universo y del profundo misterio que encierra en sí su simple existencia, con la convicción de que todo está abarcado por la unidad, principio y fin, de la propia vida:



2/ EL POEMARIO «RYTHMES»


Toda vida

Inició

El misterio

Todo misterio

Se veló

De tinieblas

Toda tiniebla

Se cargó

De esperanza

Toda esperanza

Fue sometida

A la vida

 

Publicado en 2003, cuando Andrée contaba ya con 82 años, es un claro exponente de lo afirmado anteriormente. El primer poema, que lleva el mismo título, contiene, de alguna manera, la exposición de un Génesis que coincide con el concepto de lo divino expresado por la poeta andaluza, sin llegar a plantear en ningún momento la idea de un carácter divino de la realidad del universo ni la de una revelación cualquiera. Solo se afirma la existencia de un misterio indescifrable cuyas manifestaciones se pueden describir.

Es una suerte de exposición efectiva del hecho existencial del hombre, del mundo y del cosmos, corroborada y sustentada por el conocimiento científico actual, con sus numerosas limitaciones.Y sin embargo podemos encontrar en él  la traza de este "más allá de lo terrenal", que MAAM desarrolla ampliamente en su largo poema épico "El llanto de la Amarga o las aventuras de Agreste a través de los mundos".

Podemos por tanto afirmar que Andrée, expone poéticamente hechos irrefutables y que MAAM, por su parte, revela en su obra personajes capaces de caracterizar estos mismos hechos, recurriendo para ello a la Poesía épica con finalidad mitológica.

Todo el poemario puede considerarse una descripción concisa de los “ritmos” que caracterizan la Vida, ordenados en siete temáticas. Al poema inicial, “Ritmos” sucede: La Fuente de las Palabras”, “Este cuerpo”, La fuga de las estaciones”, “Vida, intervalo codiciado”, La búsqueda” y “Maravillas”. Trata de lo que se puede encontrar entre lo ínfimo y lo infinito, siguiendo una disciplina y una ética vigorosa, consecuente con la afirmación expresada a los 23 años en su primer libro, publicado en el Líbano y escrito en inglés: “En el espacio infinito, me mantendré de pie”  y con el verso del poeta René Char que adoptara como divisa, al establecerse en Francia en 1946: “Con ir me basta”.

Las ajustadas condiciones de este congreso solo nos permiten centrar hoy nuestra “búsqueda de lo divino” en el primer poema, que proporciona el título del poemario: “Ritmos”Es en él donde buscaremos la existencia de algún elemento que nos remita a una cierta manifestación de lo divino, entendido este concepto en su sentido más amplio, tal como podemos encontrarlo, entre otros y por ejemplo, en la metafísica de Aristóteles con la que la postura ontológica de Andrée Chedid no deja de guardar cierta semejanza.


3/ GÉNESIS: EL BIG-BANG

 Todo empezó

En la arritmia

El caos

Vientos erráticos

Se adueñaron del universo

La intemperie reinó

La indescifrable detonación

Fue nuestro prólogo


Fue un sacerdote católico belga, Georges Lemaître, el primer científico en formular en 1927 la “hipótesis del átomo primigenio” que daría lugar a la universalmente conocida teoría del "big-bang". Desde entonces la ciencia ha comprobado, la efectividad de semejante teoría, sin llegar a despejar el misterio que sigue caracterizando un fenómeno que Andrée califica por su parte de indescifrable.

MAAM alude igualmente a este "prólogo", asimilándolo al “despertar” del Amor Divino. Así describe el magno acontecimiento, el propio Amor Divino: 

Porque yo

luz perfecta

pura energía liberada del caos

existía desde siempre

aunque mi forma ambigua

no permitiera la creación

 

Dormité

y de mi sueño brotó

lo único que poseía

la Soledad inmensa que coronaba mis sienes

 

Su aparición despertó

una descomunal fuerza atractiva

que concretó la luz existente en el caos

desparramada en pequeña gotas de divino llanto

ascendiendo hasta aquí

la más pura energía en el Gran Mago convertida.

 

Sus complementarias formas los unieron

e hicieron concretar mi figura.

 

El misterio sigue envolviendo este prólogo que la ciencia certifica y que ninguna tradición espiritual pretende descartar, a pesar de no haber constatado el hecho hasta la fecha. Cada cual puede interpretar a su manera este acontecimiento, pero para rendir cuenta del mismo, no tendrá más remedio que emplear palabras. Y todos sabemos que son los poetas los maestros de las palabras, los que saben usar sus corazones para sembrar entre sus semejantes la convicción de la verdad que los hechos encierran.

Del caos reinando entre la tiniebla surgió un estallido de luz que alberga la vida y que no para de propagarse: he aquí un acontecimiento mayor, hasta hace muy poco desconocido, que no puede dejar a ningún poeta indiferente. Andrée, esposa de Louis Selim, prestigioso científico, evoca el decisivo momento con tan solo tres frases y 22 palabras, certificando el hecho y calificándolo de indescifrable.

MAAM por su parte, ubica en este acontecimiento la generación del principio creador del universo, un principio dual personificado por el Gran Mago Sideral y la Soledad Primera, fomentado por el Amor Divino:

El que no tenía nombre

cobró nombre y forma

y fui el Amor que desde entonces soy

ente de la más pura energía

que conlleva la unión amorosa y sublime

de los seres complementarios.

En cualquier caso, como apunta Andrée este hecho determinante, la indescifrable detonación”, no fue más que un “prólogo”. Prólogo de un proceso expansivo, de unas transformaciones incesantes, que nuestra autora describe en términos propios de las experiencias musicales.


4/ EXPANSIÓN DEL UNIVERSO 

Siguieron vastos acordes

Indefectibles ligazones

Unas notas se acoplaron

Al tejido de la nada

Unas correas invisibles

Ligaban astros y planetas

 

Del fondo de las aguas

Surgían

Los remolinos de la vida

 

En la pavana

De los universos

Reivindicándose como el núcleo

La Vida

Se ritmó

Se matizó

 

De leitmotiv

En alarde

De repunte

En canto llano

 

La Vida se volvió cantinela

Fuga       Impromptu

Estribillo

 

Se hizo disonancia

Melodía      ruptura

Se hizo latido

Cadencia   Medida

 

Y se miró

En el destino

 

Para Andrée Chedid, el universo se expande como lo hacen los sonidos de una composición musical, “la pavana de los universos”compuesta de acordes, notas, ritmo, matiz, leitmotiv, alarde, repunte, canto, cantinela, fuga, impromptu, estribillo, disonancia, melodía, ruptura, latido, cadencia, medida... y cuyo núcleo, no es otro que la vida. Es por tanto la propia Vida, dotada de estos atributos, Reivindicándose como el núcleo”, que se expande incesantemente con el universo y surge en nuestro planeta del fondo de las aguas”, como parece confirmar la comunidad científica.

MAAM por su parte adopta una óptica diferente pero compatible. Partiendo de la dualidad primigenia, el Amor divino afirma: 

"Esta capacidad de desdoblamiento de la luz

permitió al Gran Mago la creación del orbe

con sus órbitas perfectas y sus lumínicos hijos"

En un primer momento esta creación, fruto de la expansión de la luz, se concreta en unos “astros y planetas” ligados por “correas invisibles”, según Andrée o, según MAAM, en “orbe con sus orbitas perfectas” y unos “lumínicos hijos” que forman la pareja de la Armonía y el Gran Señor del Sueño junto a la que constituyen, la Vida Alada y el Ángel de las Transformaciones. Así se nos presenta la Armonía:

 "No era sol, no, no era estrella.

La princesa perfecta

La luz inconfundible

La Armonía paseaba por sus orbitas

recreando momentos de colorines,

turquesa, esmeralda, granate,

escarlata, quisquillas y violeta.

 

Su tez de nácar irisada,

sus ojos de celestes violetas

y sus labios de rubí, tan encendidos.

Su vestido de encaje diamantífero

desprendía un fulgor que iluminaba a su paso

las esferas aún no nacidas en el dominio de los soles."

Y seguidamente, de esta manera aparece el Gran Señor del Sueño:

 "Acompañaba a la Armonía el Gran Señor del Sueño

en sus ojos los mundos

se sucedían ingrávidos

en su boca los sueños

de los seres soñantes del universo entero

derramaban historias

entre melodías que ensanchaban

el fuego de las acuáticas estrellas."

La Armonía recrea “momentos de colorines” y los seres soñantes derraman “historias entre melodías en la boca del Gran Señor del Sueño. Juntos producen lo que Andrée Chedid califica como la pavana de los universos”, y que MAAM declara frutos de los sueños de los seres soñantes, desplegados entre luces y colores.

Esta conexión entre los “lumínicos hijos” de la pareja creadora y los “seres soñantes” que los alimentan con sus sueños, se hace patente en las zonas planetarias, donde, según Andrée, la vida “se mira en el destino”.  

"Sus guerreras zonas planetarias

donde los seres finitos de materia concreta

transformaban en energía sublime

sus figuras a medio hacer

arrebatando así terreno al caos

abasteciendo de diversidad los perfectos cielos"


Estas "zonas  guerreras planetarias" son la morada de “seres finitos de materia concreta” que transforman “en energía sublime sus figuras a medio hacer” para asegurar la diversidad de los perfectos cielos. Allí, que es también aquí en nuestro planeta, Andrée identifica claramente dos formas de vida: la primera simbolizada por este pájaro “impío y sacrílego” que bien puede servirnos como metáfora de la segunda pareja de “hijos lumínicos”, compuesta por la Vida Alada y el Ángel de las Transformaciones incesantes.


5/ LA VIDA ALADA

Impío y sacrílego

El pájaro se liberaba

De los lazos de la tierra

 

Libre de vasallajes

Se elevó

Por encima de las criaturas

Sujetas a los suelos

Y a sus tiranías

 

Uniéndose

A los juegos fundadores

De las nubes y del viento

El pájaro se alió con el espacio

Se acopló a la amplitud

Se encajó en la distancia

Se vinculó a la inmensidad

Se anudó al infinito

 

Esa Vida Alada que el pájaro representa en nuestro planeta, elevándose “por encima de las criaturas sujetas a los suelos y a sus tiranías”, se une “a los juegos fundadores de las nubes y del viento” que produce el Ángel de las Transformaciones incesantes. Ambos, Vida y Ángel, generan el movimiento constante del géiser de luz que forma la “energía sublime” en su proceso de purificación, tanto en nuestro planeta como en el resto de las zonas planetarias.

Es de esta manera que, como el pájaro de Andrée Chedid, la pareja lumínica identificada por MAAM se alió con el espacio, se acopló a la amplitud, se encajó en la distancia, se vinculó a la inmensidad, se anudó al infinito”.

6/ EL HOMBRE

Mientras que ligado al tiempo

Y a las cosas

Engendradas sobre un suelo

De raíces múltiples

El hombre nació tributario

De un pasado indeleble

 

El lugar tomó posesión

De su carne

De su soplo

Los estigmas de la historia

Tatuaron su memoria

Y su piel

 

Llegado de no se sabe dónde

Atravesando los milenios

El hombre se encontró cautivo

De los vestigios de un mundo

De mascaras extrañas

Y amenazantes

Frente a la realidad del pájaro liberado “de los lazos de la tierra”, Andrée Chedid coloca a continuación la realidad de otra forma de vida, simbolizada por el hombre ligado al tiempo y a las cosas engendradas sobre un suelo” y “tributario de un pasado indeleble”. Esta forma de vida terrestre, que MAAM califica en un primer momento como propia de “seres finitos de materia concreta” y de “figuras a medio hacer”, es la que centra el protagonismo de la obra de ambas autoras.

Efectivamente, nadie sabe de dónde llegó el ser humano.Todo son conjeturas y Andrée no aventura ninguna al respecto.Solo sabemos ahora con certeza que forma parte de un universo de dimensiones infinitas, sometido a un perpetuo movimiento de expansión, que se originó a partir de una detonación indescifrable, según Andrée, instante que, según MAAM, corresponde a la revelación del Amor Divino en cuanto “ente de la más pura energía que conlleva la unión amorosa y sublime de los seres complementarios.

No falta, en lo que afirma Andrée, estos atributos esenciales, mencionados como de pasada y que, sin embargo, son fundamentos del pensamiento universal respecto a la aparente dualidad del ser humano:carne y soplo, cuerpo y alma, materia y energía. MAAM por su parte convierte estos dos conceptos en personajes: Agreste y Crisálida. Así habla de ellos el Gran Mago sideral a su hija lumínica, la Armonía:

Es Agreste

un ser que componía

cada día su cuerpo

con las partículas vivas de un planeta azul

aquel que ahora derrama su tesoro de fuego

por la parte más nórdica.

Caminaba al lado de Crisálida

Tu amada hija Crisálida

destinada junto a él

a crear la estirpe de los seres soñantes.

Crisálida, hija de la Armonía y del Sueño, corresponde al soplo o espíritu de Andrée Chedid que, junto con Agreste, hijo de la Tierra, carne o cuerpo, conforman el ser humano.Encontramos aquí expuesta la eterna faceta dual del misterio de la vida humana: interior y exterior, soplo y carne, espíritu y cuerpo, Crisálida inmortal y Agreste perecedero, energía que no se crea ni se destruye y materia que protagoniza toda clase de transformación, hasta desintegrarse, al ser también energía acumulada. Dos naturalezas diferentes y sin embargo inseparables que no pueden existir la una sin la otra ya que constituyen una única realidad, dual, complementaria y contradictoria. Así es la realidad del ser humano que Andrée afirma "... cautivo / De los vestigios de un mundo / De mascaras extrañas / Y amenazantes".

 7/ EL ARTE 

Se libraba de él a veces

Gracias a los sonidos y a las palabras

A los gestos y a la imagen

A sus pistas elocuentes

A su sentido continuo

 

¿Cómo no reconocer en estas últimas palabras los atributos del Arte, sus pistas elocuentes y su sentido continuo generador de esperanzas? MAAM ya lo anunció, en boca del Amor Divino, hablando de las creaciones del Gran Mago sideral: 

Creó los Colosos de cristal y del color

que en conexión con el Arte de las zonas planetarias

servían de freno a las no-órbitas.

 

Yo en todo bullía

en todos hacía templo

llenando de amor sus diversos contornos.

En el Coloso de cristal de la Pureza se generan las palabras y la etéreas melodías. Del Coloso del color brotan imágenes y formas. Es el Arte, por estos medios, puestos al servicio del Sueño, guiado por la Armonía, lo que permite al ser soñante de las Zonas Planetarias alcanzar el estado de Vida Alada que propicia las incesantes transformaciones, liberándolo de “los vestigios de un mundo /  de máscaras extrañas y amenazantes”,  propio de las no-orbitas donde reina la tiniebla. Es aquí donde reside la transcendencia y la elevación del ser humano: en la realización armónica del sueño que lo habita.

Para tenerse mejor en pie

El hombre inventó la fabula

Se vistió de leyendas

Pobló el cielo de ídolos

Multiplicó sus panteones

Cumuló sus utopías

Aquí están: “fábulas, leyendas, ídolos, panteones y utopías”, magnas creaciones del Arte, que incluyen lo que sustenta, en palabras, imágenes y actos, todas las tradiciones espirituales, cada una enarbolando sus propias leyendas, ídolos, panteones y utopías.

Pero hay más en este simple “tenerse mejor en pié” porque, elevándose, abrazando la Vida Alada de mano del Ángel de las Transformaciones, el hombre aspira a la eternidad que presiente e implica la existencia de su propio soplo, de su espíritu inmortal, de su Crisálida:

Queriendo ser eterno

Fijó su oído

Sobre la caracola del mundo

A la escucha

De una voz subterránea

Que lo escolta     lo guía

Y lo engrandece

Y es entonces cuando, de repente, aparece esta voz misteriosa, subterránea, que escolta, guía y engrandecea la que Andrée Chedid, decididamente “transcultural”, renuncia claramente a poner nombre, dejando a cada uno de sus lectores la libertad de hacerlo por su cuenta y consciencia. Es una voz que, como tal, a veces emplea palabras, generadas, según MAAM, en el Coloso de cristal de la Pureza por Primpana, la Princesa de las Palabras Nacientes. Son palabras que los poetas recogen y trasmiten a sus semejantes, como lo hace de manera ejemplar Andrée Chedid que más adelante, después de poema  “Ritmos”, nos hablará de “La fuente de las palabras”. Y podemos adelantar que para Andrée, esa voz no es otra, sencillamente, que la voz de la propia vida:

“La Poesía permanecerá eternamente presente,

a la escucha de la inconmensurable vida”

 8/ LA EXISTENCIA

Así

De noches en noches

Y de albas en albas

A veces el día se ilumina

A veces el día enmohece

 

Hacedor de imágenes

El soplo vela

 

Por la gravedad

El cuerpo cede

 

Toda vida

Inició

El misterio

Todo misterio

Se veló

De tinieblas

Toda tiniebla

Se cargó

De esperanza

Toda esperanza

Fue sometida

A la vida

 

El espíritu caminaba

Sin agotarse

El cuerpo se encarnaba

Para madurar

El espíritu se liberaba

Sin perecer

El cuerpo se descarnaba

Para morir

Noche y día, soplo y carne, espíritu y cuerpo, tiniebla y esperanza todas son facetas duales del misterio que encierra la existencia del ser humano. Encontramos en la tiniebla del mundo, eterno opuesto complementario de la luz, este pasado indeleble del ser humano del que, a veces, el hombre consigue librarse, cargándola de esperanza, según Andrée. 

Para MAAM, la vida en las zonas planetarias, la existencia humana, es una lucha constante contra la Tiniebla y sus secuaces, por cargarla de esperanzas con los sueños que definen nuestra estirpe, la de los seres soñantes. En este duro combate recibimos ayuda del Arte y de un sinfín de presencias, entes y personajes lumínicos que MAAM nos va presentando a lo largo de su obra.

 

A veces la existencia reavivaba

El punzón del deseo

O bien lo zambullía

Al hueco de las aguas estancadas

 

A veces agrupaba

El impulso

Otras veces pisoteaba

El ímpetu

 

A menudo la existencia patrullaba

Sobre los caminos del vacío

O bien se redimía

Con el abrasamiento del corazón

 Ese deseo y su punzón no es otro que la manifestación del Sueño de MAAM. “Deseo” es también el término usado por el filósofo Jean Paul Sartre para el mismo concepto: el "deseo de realizar un sueño" de vida. Lo que aquí acaba de describir Andrée es esta lucha que libran sin cesar los seres soñantes, a lo largo de su existencia en las Zonas Planetarias, con la permanente sucesión de adelantos y retrocesos que marca el curso de la batalla, iluminando el día o enmoheciéndolo. MAAM y Andrée Chedid, nuevamente valoran de modo similar la naturaleza de la existencia humana.

9/ EL TRIGO POR VENIR

Frente al rudo

Pero saludable

Enfrentamiento

Con la muerte unánime

El hombre consagró

Su estancia efímera

Para sembrar en ella

El trigo por venir

En su lucha, el ser humano queda destinado a transformar en energía sublime su materia concreta de figura a medio hacer, en beneficio de la expansión de la luz entre el caos, territorio por excelencia donde reina la Tiniebla con sus tres sumos sacerdotes: el Silencio Amarillo, la Muerte y el Olvido. Por eso Andrée puede concluir su poema hablando del “... rudo / pero saludable / enfrentamiento / con la muerte unánime...”.

En este también misterioso “trigo por venir”, está la imagen misma de la transcendencia de la vida humana, la resolución de la misteriosa dualidad de la existencia. Es la metamorfosis que experimenta el ser humano, como semilla sembrada en el cosmos, dispuesto para germinar, florecer y fructificar, a la manera del grano que engendra la espiga… la espiga que producirá el trigo por venir.

Todos y cada uno de nosotros, consciente o inconscientemente, sembramos día a día, con actos, palabras y gestos de nuestra sola existencia, parte de lo que está por venir, en el mundo y en el cosmos. Porque todos y cada uno de nosotros, somos parte, ínfima y efímera, de la vida que se expande irremediablemente a costa del caos y de la tiniebla a  las que nos enfrentamos día tras día durante nuestra estancia en este mundo.

Esa es la última verdad que Andrée Chedid destaca, después de fijarse en los ritmos que revela la vida, y vuelve a coincidir exactamente con la que expresa MAAM a lo largo de su obra. Es en la consciencia profunda de esta verdad, y de lo que de ella puede deducirse para la conducta individual y colectiva de cada ser humano, donde reside el fundamento de esta nueva forma de espiritualidad a la que aludimos al empezar este trabajo.


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